Ser un «patata» durante un tiempo es normal y necesario.

Basándome en opiniones y lecturas de gente del gremio. El periodo medio de comer mierda y conseguir tener una cosita decente es de 2 años.

Soy un matao.

Cuantas veces me he dicho eso a mí mismo, y aún lo hago.

Pues una cosa te voy a decir.

Está bien ser escoria humorística durante un tiempo, incluso mucho. Recuerda que estás en construcción. Que todo nuevo proyecto, oficio o cosa que hagas por primera vez, requiere un proceso de aprendizaje y mejora.

No seas cruel contigo mismo.

Poquito a poquito, hizo el nido el pajarito.

Dejemos de mentirnos, todo aquel (la mayoría) que se haya subido a un escenario, virgen, a intentar hacer reír a un público desconocido, ha sentido miedo o unos nervios bloqueantes.

Y eso el público asistente lo huele de forma inmediata, los seres humanos percibimos el miedo, es intuitivo.

Ese miedete hace que muchas veces la actitud cómica no sea adecuada al texto que defiendes, o incluso que pierda fuerza.

Vamos, que todos, el que más o el que menos, somos unos «patatas» durante un tiempo.

Coaching de andar por casa: lo importante es saber lo que queremos.

Si tenemos claro que hay que integrar el fracaso para poder mejorar, empieza un camino interesante hacia algo decente.

No sentirse como el culo cuando una actuación sale mal o regular es fundamental para progresar en esto.

Todos los veteranos de guerra en open mic, fiestas de pueblos y berbenas, coinciden en algo: los primeros años de un cómico suelen ser bastante malos. Para algunos dura 2 años, para otros más, pero es poco probable que en menos de eso consigas hacer gran cosa.

Osea que en función de las ganas que le eches, de tu capacidad de trabajo, de tu capacidad de relación, y por supuestísimo del talento que tengas, será más o menos rápido, pero te costará un tiempo.

No será precisamente un periodo agradable de vivir o recordar, pero es esencial. No importa lo que dure, todo el mundo debe pasar por esta mediocridad. Lo que debe guiarte, incluso en los periodos más oscuros, es el deseo de progresar, de hacerte más sólido como cómico.

Anda que no he soltado o escuchado veces esta expresión: pillar tablas.

El stand-up necesita público para ser. Al principio es un inconveniente por tu poca destreza y por miedo escénico. Pero se va a convertir en tu mejor aliado puesto que sabrás en seguida si lo que escribes es malo, bueno o regular. Y cuando tengas un bloque más o menos terminado, conocerás los puntos fuertes y débiles del mismo para ir mejorando.

En el teatro las obras se prueban una vez escritas y ensayadas, y se tienen que modificar y evolucionar a medida que se van haciendo.

En stand-up cuando haces un espéctaculo, por regla general lo tienes más que probado.

Por lo tanto, no hay que avergonzarse de algo que no sea bueno, es el camino para alcanzar un buen nivel de calidad. No llegarás al segundo paso sin dar el primero, y no llegarás al tercero sin el segundo.

Así es que: ¡A las tablas!

Cuando aceptas que eres un patata, empiezas a avanzar.

En tu vida has aceptado muchas veces que no estabas al nivel que querías. Cada vez que querías avanzar o experimentar, pasabas por fases en las que no era bonito.

¿Y qué? No has muerto, el ego ha recibido algunos golpes, pero eran necesarios.

No serviría de nada decir: ¡siempre fui fuerte!.

Si hoy la gente aprecia lo que hago, mucho mejor. Si no todo el mundo lo aprecia, es que aún me queda mucho camino por recorrer.

Ya no apesto, pero ni de lejos soy mi mejor versión de cómico… sigo avanzando y aceptando cada paso.

Tienes que ser consciente de que antes de ser bueno tienes que fallar. Una vez que te sientas cómodo con ese viaje, serás libre de avanzar.